Hemorragias

Una hemorragia es la salida de sangre de los vasos sanguíneos como consecuencia de su rotura.


A continuación vamos a establecer la clasificación de las hemorragias:



Según su naturaleza
· Externa: cuando la sangre sale fuera del organismo.
· Interna: cuando la sangre queda dentro del organismo
·Exteriorizada: cuando las sangre sale por los orificios naturales del cuerpo


Según su gravedad
· Aguda: pierde gran cantidad de sangre en pocos minutos. Es muy grave
· Crónica: suele ser menos graves que las agudas, a pesar de que pierdan la misma cantidad de sangre, debido que el organismo es capaz de adaptarse a una pérdida crónica de sangre de este tipo






Según su procedencia
· Capilar: la salida de sangre es de poca cantidad debido al fino calibre de estos vasos
· Venosa: la sangre sale de forma continua pero sin fuerza, y con color granate
· Arterial: la sangre sale a grandes cantidades, coincidiendo con cada latido del corazón, es de color rojo brillante.






La gravedad de una hemorragia dependerá de:
  • La velocidad con que pierde la sangre.
  • El volumen sanguíneo perdido
  • La condición del paciente: edad, enfermedades concurrentes, medicamentos que consume, etc.

Primeros auxilios en caso de hemorragias
 
Las hemorragias internas son difíciles de detectar, se puede suponer su presencia cuando existen traumatismos considerables y la víctima presenta palidez, sudoración, mareos, pulso débil y rápido.
Los primeros auxilios aconsejan acostar a la víctima en posición horizontal y elevar sus extremidades inferiores, no administrar líquidos ni medicamentos y cubrir al lesionado, trasladándolo al centro asistencial más cercano.

Si existiese una herida y apretar hemorragia externa, actuaremos según el tipo de hemorragia:

  • Hemorragia capilar: se limpiará con una solución antiséptica y se recubrirá con una gasa estéril.
  •  Hemorragia venosa: descubrir la herida y apretar con una compresa, manteniendo elevado el miembro herido.
  • Hemorragia arterial: requiere actuar rápida y enérgicamente. Con el miembro afectado algo levantado se deja la herida al descubierto y se comprime
Si la herida con hemorragia arterial está en una extremidad se podrá practicar un torniquete. 


El uso de torniquetes está reservado a los casos extremos y como última medida, ya que al quedar la extremidad afectada sin sangre, puede provocar graves consecuencias, como la gangrena. Un torniquete nunca podrá quitarse fuera del hospital aunque la hemorragia en cuestión haya cesado.

Si nos encontramos con hemorragias exteriorizadas, dependerá de cuál sea el orificio por el que se produce la hemorragia:
  •  Hemorragia nasal o epitaxis: hay que colocar a la persona sentada con la cabeza hacia delante, comprimiendo con los dedos las fosas nasales durante dos minutos.
Cuando esta es importante y no cesa con la compresión, se hará un taponamiento empleando una gasa enrollada y mojada en vaselina o agua oxigenada y, a continuación, deberá trasladarse al afectado a un centro médico.


  •  Hemorragia por el oído u otorragia: la hemorragia puede tener origen en el conducto auditivo externo o, en casos mas graves, en un traumatismo en la cabeza o fractura en de de los huesos del cráneo.
Este tipo de hemorragias es el único en el que no hay que actuar, no hay que intentar detenerlas, puesto que si no dejamos que salga la sangre, esta se acumula en el interior del cráneo y puede ocasionar graves lesiones a la persona afectada. Hay que tumbar a la persona del lado que se produce la hemorragia y trasladarla lo más rápido posible a un hospital.  

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